Quiero que desaparezcas de mi cabeza. No quiero que vuelvas a entrar nunca. Has desordenado todos los cajones de mis sentimientos, has removido todos los papeles donde se escribía horror. Y aún quieres más, porque no estás satisfecho. Quiero que me dejes en paz, que te olvides de mi para siempre.
Poder ordenar este desastre. Corregir tus pisadas y borrar tus huellas de mi mente. Ordenar lo que por tu culpa, he hecho mal en todo este tiempo. Lo único que consigues es hacerme daño, y te diviertes, disfrutas, te ries de mi locura. Dejas pasar la ingenuidad hacia todas las habitaciones desocupadas, que algún día tuvieron una sonrisa como pared. Abres las puertas del egocentrismo, y me encierras detrás de ellas. Te apoderas de mis debilidades, la inseguridad casi parece tenerme atada a ella, y es cierto.
Estoy atada a todo lo desagradable que tu existencia conlleva, a ese sabor amargo que me dejas cada día en los labios. Porque estás en mi. Y es una lucha constante, que nunca cesa.
Intento despertar de esta pesadilla. No puedo, tú no me dejas. TE ODIO. Te has convertido en lo peor que tengo. Porque por ti, sólo por ti, estoy aterrada.
Vete, vete para siempre de mi mente. Cerraré con pestillo, para no dejarte entrar nunca más.
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